miércoles, 5 de junio de 2013

Agua




Quería hablar de la lluvia. De cómo el cielo se cierra lentamente, inmisericorde, como torturándote, mientras te hace saber que se aproxima la oscuridad. De cómo sientes el peso que va llenando las nubes, cómo notas que todo a tu alrededor es consciente de lo que está por venir, los ruidos de la gente se diluyen, los vehículos se alejan y no son sustituidos por otros, los pájaros y los perros se desvanecen. Todo se apaga. La nada.

Los nimbostratos encajan como un puzzle, sin resquicios, sin piedad. Bajan hasta tenerlos a un palmo de nuestras cabezas. Son tangibles. Y comienza a caer. Había oído en multitud de ocasiones sobre la lluvia en los trópicos. Esto es la definición por antonomasia.

Todo es silencio, y de pronto, el ruido de cada gota repicando en los techados de chapa metálica como soldados al comienzo de la contienda entrechocando sus armas. Inunda. Sobrepasa. Desborda. Agua sobre agua, inacabable, inabarcable, eterna. Acompañada de truenos y relámpagos que iluminan los interminables chorros que destila el cielo, como si fuera a deshacerse y desaparecer, vertido.

Minutos que suceden a horas, y a éstas, días.

Quería hablar de la lluvia, pero no puedo detenerme aquí. La verdadera protagonista es el agua, en todas sus modalidades. Estamos al lado del mar, rodeados por ríos y rías. Nos bebemos tres litros embotellados por día e ir al gimnasio es como correr en un baño turco. Te la venden en bolsas, en botellas, en garrafas. Se suda al andar, al hablar, en el sol y a la sombra. Te la echas por encima o la paladeas. Los charcos, tras vaciar un cubo. Las tuberías que dan a la calle. Se empaña el espejo de la ducha, las ventanas del coche. El traspaso de temperatura hace que se condense el preciado líquido en cualquier objeto al perder el beneficio del aire acondicionado o el frigo. El agua en Doaula es omnipresente.

En realidad esto sí que es verdadera adaptación, simbiosis, pues ¿no estamos compuestos de agua en un 80%? O eso o me voy a convertir en pez. El que haya pensado en Dory se entera.






2 comentarios:

  1. Siempre fuiste más Dori, qué cualquier otro pececito del óceano. Cuídate anda...

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    1. No te preocupes pecue, ya sabes que las pelis de dibus siempre acaban bien,.. Y coge el boli alguna vez, ¡aunque se vea borroso!

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